#art, Querido diario, pagina 99

(Foto/Photo FBC/Omnia Caelum Studios/Derechos Reservados/All Rights Reserved)

Estamos en un bar. Estamos pasando un rato agradable, quizá dándonos un trago, tomándonos un café, almorzando con amigos o con nuestra pareja. Probablemente nos entretenemos hablando del tiempo, de la política, o de lo bueno o malo que está el café o el pa amb tomàquet, y ya está. Y ¿Para qué más? Son charlas de café y basta. Pero la vida no deambula por esas sendas frivolidades que entretienen a los hombres. El hombre es un ser de rutinas. Suena el despertador a las seis y media y nos levantamos y desayunamos, a las diez almorzamos. A la una, una cervecita, a las tres comemos, a las cuatro dormimos la siesta, a las cinco el gin tonic en el bar, (a la hora del te). A las nueve y media cenamos, a la media noche a dormir y el próximo día, regresamos otra vez a la noria interminable que es la vida.

Asi pasamos la vida alegremente, pero es que todo no son charlas de café. Lamentablemente también sufrimos. El colectivo humano, la gran familia del hombre, es frágil, y contra la fuerza indomable de la naturaleza, ale, ni Masetin el torero, no hay quien luche.

Cientos de miles de personas que vivían en el sur-este de Turquía y el nor-oeste de Siria se acostaron a dormir la noche del cinco de febrero y jamás se volvieron a levantar. Otras miles y miles quedaron vivas, pero atrapadas debajo de los escombros que pocas horas antes habían sido sus casas. ¿Qué pecado cometieron para ser condenados a una muerte así? ¿Y los niños que sobrevivieron al terremoto? Ahora son huérfanos. Es más, todos los supervivientes tendrán que enfrentar un futuro sin sus familias, sin sus posesiones, sin casa.

En Ucrania algo similar está ocurriendo pero no es por una catástrofe natural, sino por el odio humano. Pero sufren, lloran, viven el peor de los desesperos. ¿Crees que lo comentan en el bar comiéndose un pinchito de tortilla de patatas? ¿O que se ríen con amigos a la hora de la cena comiéndose un buen filete de merluza? Mejor piensa que se pasan las noches a la intemperie y a bajo diez grados de temperatura…

Mientras nosotros en el bar no vemos a esa gente que sufre aqui mismo, en nuestro pais, en Espana, en Europa, en el primer mundo. O ¿Crees que en el primer mundo no hay un tercer mundo desamparado, discriminado y sufriendo? Pues lo hay…

Fíjate en la foto. ¿Qué ves? Venga, pues veo las botellas en los estantes, el bar, la caja, las ventanas y la puerta, siempre abierta para tíos (y tías) como yo, y nadie más. Pero te digo, bon vivant, que sí hay mas de lo que ves. Te ciegan las riquezas, las faltas de comprehension, la ignorancia y la arrogancia de sentirte y creerte mejor que los demás, que aunque tu no lo quieras ni lo creas, son hijos de Dios, pero que tu no los ves. Delante de ti, detrás, al costado, por doquier, ahis están. Son los enajenados, los alienados, los que sufren, los sintecho, las victimas, en fin, la humanidad que llora, que echa de menos a los que han perdido, y los que no pueden entrar a disfrutar de un chupito de orujo en el bar, ni sentarse a tu lado…

¿No te parece que te estás perdiendo mucho, así sin ver, sin solidaridad, sin importarte lo que le pase a tu prójimo?

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3 Comentarios

  1. Volfredo dice:

    Luce estupendo, un brindis por la salud y el bienestar de todos los valenciasnos (y amigos de los valencianos. Un abrazo caribeño.

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    1. Muchísimas gracias amigo Volfredo. ¡Salud!

      Le gusta a 1 persona

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